2 de diciembre de 2009

Otros andares

El silencio se ha apoderado de mi garganta, no puedo decir nada, escribir es el reducto para gritar, para llorar, para decir lo que no se como decir aunque lo he intentado, difícil tarea para un revolucionario hablar de eso. Por nuestra parte nos empeñamos en la esperanza y en descifrar en todas las manifestaciones de existencia la vida y lo perdurable. Con nosotros se haya un cumulo infinito de pasos, de sudor y de amor de compañeros y compañeras que con sus distintas armas han combatido el genocidio y la degradación del hombre por el hombre, hermanos y hermanas que han dejado tras su estela la experiencia y el ejemplo para continuar la lucha y lograr que el sol al fin salga.

No me voy a empeñar en decir que “viven” los que aun no se han despedido, ellos se despedirán cuando el río este claro y limpio, ellos se despedirán sólo cuando estén en paz de lo contrario seguirán aquí como siguen, empeñados y tercos señalando el camino, es nuestra tarea sistemática y cotidiana llevarlos dentro en cada aliento y en cada acción hasta lograr algún día esa tan anhelada paz. En el alba de hoy se escucho un grito, el grito del camarada Claudio Cedeño, gritando desde lejos con el puño levantado diciendo que es más que memoria, que no se va y que no se doblegará ni a la naturaleza ni al hombre como jamás lo hizo en 94 años, yo me quede en silencio escuchándolo. Nos dice que en sus trazos escritos, pintados, gritados o pisados está un camino continuo que comienza en cada uno de nosotros y que debemos sostener con amor por el hombre con la convicción del que sueña, siembra y anda. Su voz reclama otros espacios, va a comenzar otros andares, su latido se fundirá con el estruendo y la fuerza del mar, su piel se convertirá en tierra fértil y firme, su mirada desnudará la realidad más cruda y solapada señalando siempre al sur, en el aire de toda la tierra su aliento se mezclará con los árboles y las flores renovando a cada instante el oxigeno que nos hace falta para seguir adelante sin desmayar. Claudio ha comenzado otros andares menos subjetivos y más concretos, mientras hayan luchas, habrá vida, mientras haya vida habrán esperanzas y en cada una de ellas vestigios de su transcurrir interminable por nosotros, sin adióses ni hasta luegos, siempre presente, Claudio Cedeño comienza otros andares.


Trazos

Trazos de piel,
de manos y pies
de pueblo conciente y activo.

Trazos de calles y avenidas
llenas de sangre e historia.

Trazos de vejez y amor
por la vida que iluminan
la conciencia de quien
lo ve y lo lee.

Grito constante
de lucha esperanzada,
grito que grita con voz infatigable
desde el día de su nacimiento,
por allá,
por el maravilloso
pueblo de Río Caribe.

Y que viene gritando
desde hace noventa y
cuatro años ya,
con sus caricaturas
subversivas y revolucionarias
debajo de un brazo,
y el aguerrido puño
del otro levantado,
con versos que enamoran
a Libertad y la liberan
de sus opresores.

Maestro creador
de ese nuevo hombre
al que la tierra tanto espera,
sindicalista defensor del obrero
y su pan pa`hoy y pa`mañana,
y en silla o con bastón o arrastrándose,
censurado,
encadenado,
como sea,
pero en la lucha,
y hasta en la muerte,
jamás sometido,
culpable de este
y todos sus pecados,
Claudio Cedeño
ahí anda con su locura precursora.
Baleryns López

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