1 de junio de 2010

Desde cerca del rabo


“Perdí pero me divertí”

La historia es una bestia despiadada
que aplasta sin piedad lo atravesado
que muerde sin paciencia y sin distingo
a los seres humanos y a la noche.

La historia también es una carreta fúnebre
una pista sutil, un calendario roto
un camino torcido y polifónico
que regresa al jamás y al desafuero.

Es a veces la historia una canción
que termina cantándose a sí misma
y nadie se avergüenza ni se teme.

Tiene a veces la historia la ternura de un niño
que derrota a los monstruos de su imaginación.

Es entonces la vida una carrera
o una gran pasarela de modelos
que espera con paciencia y desespero
la pata de la bestia despiadada.

O es tal vez un hermoso paseo
de bellos paisajes
(siempre de copiloto)
en la carreta eterna de la muerte.
O tal vez es la vida
una triste canción
que se canta no más
para sentirse bien
y se acaba en el tono convincente.

O tal vez es la vida un simple niño
que desbarata todo; y cuando crece
aprende la obediencia negadora
que lo pone a esperar la pisoteada.

Nuestra vida no importa ya qué sea:
pero estamos cansados de la bestia
nos estamos montando por su lomo
y vamos a torcerla de camino.

Es agarrar la bestia y la carreta
justo por los caminos polifónicos
y hacerlas regresar a la victoria.

Nuestra vida es cantar un hasta siempre
con este ritmo sabio del combate
con un coro de voces desafiantes
que enternecen bestia y la encaminan.


Nuestra vida es un asalto a la carreta
es ponerle un volante al copiloto
es llevar en los hombros los paisajes

….Cagarnos en la muerte así nos mate

Es la única forma de estar vivos.

Willey Peñuela

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